En su último gran discurso, el alcalde Bloomberg habla del auge de las ciudades, su futuro y el complejo sindical-electoral que podría socavar el progreso

December 18, 2013

A continuación se ofrece el discurso pronunciado por el alcalde Michael R. Bloomberg esta tarde en el Almuerzo del Economic Club of New York en el hotel Marriott Marquis

“Gracias, Roger, y buenas tardes a todos. Esa fue una introducción muy amable. Pero permítanme empezar agradeciendo a todos por todo lo que han hecho por la ciudad durante los últimos 12 años.

“Muchos de ustedes están involucrados en el mundo de entidades no lucrativas. Muchos hay apoyado las colaboraciones público-privadas que hemos formado durante los últimos 12 años, que han recaudado $2.8 mil millones en el sector privado para apoyar nuestras escuelas, nuestros parques, nuestro medioambiente y todo lo demás que valoramos en nuestras vecindades. Y si no hubiera sido por su generosidad, no podríamos ayudar a los que realmente lo necesitan.

“Nueva York, me alegra decir, es una ciudad que está llena de gente con corazones grandes — y gente que está dispuesta a dar su tiempo y sus talentos y su dinero para mantener fuerte a nuestra ciudad. Como alcalde, he llegado a ver cuán cierto es eso — y no puedo decirles cuán inspirador ha sido, y cuánto agradezco haber tenido la oportunidad de servir a la gente de la Ciudad de Nueva York.

“Recordaré esto el resto de mi vida y haber podido hacer algo, espero, para mis hijas, y a punto de tener un nieto. Y de eso es lo que se trata todo esto, es de ayudar a los demás y dejar una vida mejor para los que vengan después de nosotros.

“Realmente no hay una ciudad como Nueva York. Hay otras muchas ciudades estupendas en el mundo, pero la diversidad que Nueva York encarna es realmente excepcional.

“Somos una ciudad donde toda la gente, de todos los orígenes, hablando todos los idiomas, practicando todas las religiones, con todas las creencias, vive y trabaja codo a codo.

“Lo que importa aquí no es de dónde usted vino, sino adónde va. En Washington te preguntan de cuál partido eres. En Filadelfia te preguntan quiénes son tus padres. En Boston te preguntan en cuál vecindario creciste.

“Bien, a nosotros no nos importan mucho esas cosas, estamos interesados solo en lo que usted está haciendo con su vida y cuáles son sus sueños. Ese es un gran motivo por el que la gente sigue viniendo aquí de todo el país y el mundo entero.

“De hecho, nuestra población en la Ciudad de Nueva York se encuentra ahora en una marca histórica, y por primera vez desde antes de 1950, más personas se están mudando a la Ciudad de Nueva York que fuera de ella.

“Roger mencionó algunas de las estadísticas sobre cuán lejos hemos llegado en los últimos 12 años, así que no los aburriré repitiéndolas. Pero lo que eso significa es que la Ciudad de Nueva York nunca ha sido más fuerte que hoy, y creo que es justo decir que nuestro futuro nunca ha sido más venturoso.

“Cuando miro atrás, cuando me mudé aquí en 1966, lo que estaba ocurriendo, Nueva York estaba empezando a decaer. En esos días, el sueño de la clase media era escapar de la ciudad — con su sucio y delincuencia — y mudarse a los suburbios.

“En los años ‘70, la Ciudad de Nueva York perdió más de 10 por ciento de su población — y estaba lejos de estar sola. Ciudades de todo el país estaban perdiendo aceleradamente puestos de trabajo y población.

“La cuestión entonces no era si las ciudades podrían ser salvadas; la cuestión era si incluso valía la pena salvarlas. Y muchos creyeron entonces que no valía la pena.

“Fue la edad de oro de los suburbios — y definió la segunda mitad el siglo XX en los Estados Unidos. Pero que se puede decir con seguridad que está claro que la edad de oro de los suburbios ha terminado, y está siendo remplazada por un nuevo renacimiento urbano que está redefiniendo el futuro.

“Hoy, por primera vez en la historia, la mayoría de la gente en la Tierra vive en ciudades. Para mediados de siglo, se espera que tres cuartos de la población mundial viva en ciudades.

“Aquí en los Estados Unidos, las regiones metropolitanas representan ahora 84 por ciento of nuestra población, y 91 por ciento de nuestro producto interno bruto. Las ciudades están — una vez más — en ascenso. Son los motores de la innovación que están impulsando el progreso en el siglo XXI.

“Los estados eran una vez conocidos como los laboratorios de la democracia, donde políticas experimentales conformaban el futuro de la nación. Hoy, las ciudades han eclipsado a los estados como pioneros en las políticas en cada asunto de importancia: la reforma de la educación pública, la lucha contra el cambio climático, la promoción del desarrollo económico, el mejoramiento de la salud pública, la lucha contra la pobreza, la reducción de la delincuencia, la protección de los consumidores, la ampliación del transporte colectivo y la promoción de las artes y la cultura.

“Durante los últimos 12 años, he tenido la oportunidad de reunirme con cientos de alcaldes — y trabajar con ellos en estos y otros asuntos. La mayoría de nosotros no estamos interesados en política partidista. No nos preocupa si una idea es liberal o conservadora. Queremos saber si funciona.

“Administrar una ciudad es un ejercicio en la resolución pragmática de problemas, no de política ideológica. Y eso da a los alcaldes un nexo común unificador — un nexo que he trabajado para fortalecer.

“Ya sean las armas de fuego ilegales, la inmigración, el cambio climático, la infraestructura, la capacitación financiera o cualquier otro asunto, hemos cultivado una comunidad de alcaldes de todo el país que están comprometidos a tomar acciones audaces e innovadoras.

“Hemos hecho eso al desarrollar coaliciones que fomentan el cambio a nivel local y también nos dan una voz potente en Washington. Y también lo hemos hecho con la filantropía.

“Mi fundación creó un concurso llamado The Mayors Challenge que exhorta a las ciudades a proponer ideas nuevas e innovadoras que puedan ser compartidas con otras ciudades, y los ganadores reciben fondos para ayudarlas a implementarlas.

“Algunas ideas triunfarán. Otras no. No hay experimentos sin fallos — y no hay innovación sin experimentación.

“Hoy, el espíritu de cooperación entre los alcaldes nunca ha sido más fuerte. Y la ambición de los alcaldes nunca ha sido más grande. Los alcaldes están pensando a nivel global — y actuando a nivel local. Si ustedes quieren cambiar al mundo, postúlense para alcaldes.

“Y creo que es justo decir que — en este siglo — ninguna ciudad ha tenido un impacto más grande en el país, y en el mundo, que la Ciudad de Nueva York.

“El progreso que hemos logrado durante los últimos 12 años, gracias a la labor de tanta gente dedicada, ha sido increíble — pero no ha sido inevitable. El éxito nunca puede darse por descontado, especialmente en una economía global donde la competencia es feroz.

“Tan pronto como se empieza a dar el éxito por descontado, se empieza a fracasar. Eso es lo que ocurrió en Nueva York en los años ’60 y ‘70. Nuestros funcionarios electos pensaron que Nueva York sería siempre un lugar donde la gente quiere venir — aunque fuera inseguro y sucio, disfuncional y distópico.

“Bien, estaban equivocados. Trágicamente equivocados Esa fuer una lección dura de aprender — una lección que nos costó mucho, y una lección que nunca debemos olvidar.

“Creo que la esencia de esa lección puede resumirse en seis palabras: Mañana es más importante que hoy.

“O para ponerlo de otra manera: El futuro de nuestros niños nunca debe ser sacrificado por nuestro propio beneficio. Esa es una idea sencilla — pero en política, es terriblemente difícil de vender. La gente quiere beneficios de su gobierno — y lo quieren ahora.

“Eso es natural — y al gobierno le corresponde darlos, y hallar formas nuevas e innovadoras de enfrentar los problemas más difíciles y mejorar la vida para la gente hoy. Pero a la vez, también le corresponde al gobierno mejorar la vida para la gente de mañana — incluso para los niños que son demasiado jóvenes para votara y los niños que aún no han nacido.

“Los que estamos en el gobierno también trabajamos para ellos — y es nuestro trabajo pensar en sus necesidades 20, 30, 40 o aun 100 años en el futuro. Eso incluye prevenir, identificar obstáculos al progreso y tomar acciones.

“Por ejemplo, cuando fui elegido en 2001, grandes partes de la ciudad estaban congeladas en los años ‘60. El mapa de zonificación de 1961 que los padres de nuestra ciudad habían adoptado seguía vigente en gran medida, aunque reservaba grandes zonas de la ciudad — gran parte de estas a lo largo de nuestras costas — para uso industrial y de manufactura.

“El mapa se basaba en la asución de que la ciudad siempre sería una potencia industrial a gran escala. Ese error fue dejado en vigor por 40 años.

“En 2001, la ciudad aún estaba congelando la inversión privada, y aún estaba rehusando hacer inversiones en infraestructura pública que la atraería.

“Hudson Yards, en el extremo oeste de Manhattan, es un ejemplo perfecto. Hasta que lo rezonificamos en el 2005, era un distrito de almacenes, zonificado en gran parte para uso industrial, con acceso limitado al transporte colectivo.

“Lo mismo podría decirse de toda la ribera del East River en Brooklyn y Queens. Willets Point, un antiguo basurero en Queens, había sido dejado en el abandono por casi un siglo.

“El Downtown de Brooklyn también había sido asediado por restricciones anticuadas de zonificación, como lo habían sido Jamaica, en Queens, y partes de Harlem.

“En todas esas áreas y otras, miramos al futuro — no solo unos cuantos años, sino unas cuantas décadas. Y no solo cambiamos la zonificación en base al futuro de nuestra economía; invertimos en la infraestructura que estimulará inversiones del sector privado por décadas.

“Eso incluye todo desde alcantarillas y tuberías de agua hasta nuevas opciones de transporte, incluyendo al Ferry del East River, el Taxi para los cinco condados, Citi Bike y la primera extensión del Subway financiada por la Ciudad que se construye en 50 años.

“Esa extensión — del tren número 7 desde Times Square hasta 11ma Avenida, y al sur hasta la calle 34 — está casi completa y ya ha conducida a miles de millones de dólares en nuevas inversiones en el Far West Side.

“El denominador común de todas estas acciones es un compromiso de invertir en el futuro. Cuando el gobierno local no mira al futuro, las ciudades fracasan.

“Es por ello que también creamos un concurso de Ciencias aplicadas. Nos sentamos con cientos de líderes en negocios, ciencias, medicina, tecnología, medios y otras industrias, y les preguntamos: ‘¿Hacia donde va su industria? ¿Y cuáles son sus mayores necesidades?’

“La respuesta que oímos una y otra vez fue: ‘Necesitamos acceso a más ingenieros de computación y expertos en ciencias aplicadas. La Ciudad simplemente no tiene suficientes’. Era verdad — y sabíamos que si no se hacía algo, el problema empeoraría.

“Así que lanzamos un enorme concurso de ciencias aplicadas, el cual ha producido enormes inversiones nuevas de universidades de clase mundial — y va a duplicar el número de estudiantes de ingeniería y miembros de facultades en nuestra ciduad en los años por venir.

“Como un antiguo estudiante de ingeniería que de alguna manera se descarriló y se pasó a los negocios, y después — Dios nos ayude — a la política, yo no podría está más feliz en este sentido. Pero el tipo que merece le mayor reconocimiento está aquí con nosotros hoy, el vicealcalde Bob Steel — y creo que merece un gran aplauso.

“El trabajo del gobierno es mirar al futuro y hallar formas innovadoras y pragmáticas de eliminar obstáculos al crecimiento futuro antes de que se conviertan en crisis — y eso es lo que hemos hecho por toda la ciudad. Pero hay un obstáculo al crecimiento que ha sido particularmente difícil de superar — y es especialmente peligroso de ignorar.

“Es un obstáculo que ha resurgido una y otra vez en mis conversaciones con alcaldes por todo el país. Y es un obstáculo que ya ha llevado a la bancarrota a un númro de ciudades. Estoy hablando, por supuesto, sobre la explosión en el costo de beneficios de pensiones y cuidado de salud para los trabajadores municipales.

“Tan optimista como me siento hoy sobre la capacidad de las ciudades de mirar al futuro y cambiar al mundo por algo mejor — y ustedes no hallarán creyente más ferviente en esa idea que yo — no podemos cegarnos a los obstáculos que se interponen en el camino.

“Y ahora mismo, nuestro país parece estar en las primeras etapas de una creciente crisis fiscal que — si no se hace algo — tendrá un costo terrible para la siguiente generación. Aquí en la Ciudad de Nueva York, los costos de pensiones durante los últimos 12 años han pasado de $1,500 millones a $8.2 mil millones. Eso es casi un aumento de 500 por ciento — cuando la inflación sumó un total de solo 35 por ciento.

“Los $7 mil millones adicionales que los contribuyentes están obligados a gastar en pensioens cada año son $7 mil millones más que no pueden ser invertidos en nuestras escuelas y nuestros parques y nuestra red de seguridad social, o nuestro sistema de transporte colectivo o nuestro trabajo para la adaptación al clima, o nuestras gestiones de vivienda asequible, o nuestra ayuda fiscal para familias trabajadoras.

“Piensen en ello así: Durante el tiempo de nuestra Administración a cargo, hemos gastado $68 mil millones de dinero de los contribuyentes en pensiones, comparado con $5.3 mil millones en vivienda asequible. Así que los contribuyentes gastan unos $13 en pensiones por cada dólar que invierten en vivienda asequible.

“Y tengan en cuenta: Tenemos el programa más grande de vivienda asequible que ciudad alguna en Estados Unidos haya creado jamás — 165,000 unidades, suficiente para albergar a la ciudad entera de Atlanta, y un poco más.

“Pero imaginen el número de unidades de vivienda que podríamos haber creado si nuestros costos de pensiones no hubieran absorbido esa inversión extra. O imaginen el número de escuelas nuevas que podríamos haber construido. O los aumentos que podríamos haber dado a nuestros trabajadores, o lo servicios adicionales que podríamos haber provisto, o los recortes al impuesto a la propiedad que podríamos haber dado a los dueños de viviendas.

“A menos que se haga algo, esos $7 mil millones adicionales seguirán creciendo, y seguirán afectando nuestra capacidad de invertir en el futuro. Y esto se complicará con el crecimiento en costos de atención médica, los cuales también han seguido creciendo.

“Prácticamente cada gobierno en el país requiere que los empleados contribuyan a sus primas de cuidado de salud — pero aquí en la Ciudad de Nueva York, casi 90 por ciento de nuestros empleados y jubilados no aportan prácticamente nada. Los contribuyentes aquí en la Ciudad de Nueva York pagan toda la cuenta.

“Por muchos años, hemos intentado convencer a líderes sindicales del sector público para que modernicen nuestros sistemas de pensiones y cuidado de salud para reducir los costos, y les diré que hemos tenido muy poco éxito.

“De hecho, los líderes sindicales han demandado a la Ciudad para impedir que publiquemos apenas una solicitud para rediseñar los beneficios de salud, lo cual reduciría drásticamente los costos y mejoraría la atención para nuestros empleados y sus familias.

“Sin embargo, la buena noticia es que nuestro proveedor actual de cuidado de salud estaba tan preocupado por nuestras gestiones con la posibilidad de compencia que, por primera vez desde que se puede recordar, no aumentaron nuestras tarifas este anno, ahorrando a los contribuyentes cientos de millones de dólares. Fue una de las cosas inesperadas que nos ayudaron a equilibrar el presupuesto de nuestra Ciudad para el año entrante.

“También hemos tenido un poco de éxito en Albany. En 2009, el gobernador Paterson vetó una extensión de pensiones que había permitido a muchos empleados uniformados jubilarse más temprano y con beneficios más generosos. Y apoyamos la gestión del gobernador Cuomo para crear un nuevo nivel para los empleados nuevos, el cual producirá algunos ahorros. Pero eso solo ralentiza el crecimiento futuro.

“Tengan en cuenta: Los costos de pensiones y cuidado de salud se han convertido en un gran porcentaje de la compensación total que proveemos a nuestra fuerza laboral. De hecho, los beneficios de pensiones y cuidado de salud que pagamos por empleados uniformados asciende a más de 100 por ciento de sus salarios, y son un porcentaje muy grande de los salarios para nuestra fuerza laboral en general.

“Al firmar contratos, tenemso que decidir qué es una compensación justa, y siempre he pensado que hay tres estándares básicos. No es lo que los sindicatos quieren, los trabajadores quieren — todos queremos que nos paguen más, eso es natural. No es lo que los contribuyentes están dispuestos a hacer — todos queremos pagar menos. Pero tenemos que hallar una base racional para decidir cuál es un nivel apropiado para pagar a nuestra fuerza laboral en beneficios y en salarios.

“Primero, tenemos que asegurar que podemos conseguir a la gente talentosa que necesitamos para rendir servicios críticos — y no creo que alguien discutiría que no hemos podido hacer eso.

“Segundo, tenemos que ser capaces de retener a la gente que contratamos, porque invertimos en entrenarlos. Me alegra decir que nuestra tasa de retención es muy alta, lo cual, dada la economía, probablemente no va a cambiar.

“Y si recuerdan, cuando asumí el cargo inicialmente estábamos perdiendo maestros en grandes cantidades que se iban a los condados Nassau o Westchester — todo eso se ha detenido. No perdemos a mucha gente.

“Y tercero, tenemos que ser capaces de reclutar nuevos solicitantes — y estamos haciendo eso. Siempre que abrimos una lista de contratación para cualquier posición de trabajo para la Ciudad, hay una cantidad excesiva de suscriptores porque nuestros salarios y beneficios son atractivos.

“No se equivoquen al respecto: La Ciudad de Nueva York tiene la mejor fuerza laboral en el mundo, y para que eso continúe, nuestros empleados deben ser compensados de forma competitiva. Pero ahora mismo, ofrecemos beneficios que son mayores que los que el mercado ofrece, y lo que otros gobiernos ofrecen. Y esos costos siguen creciendo, y mientras lo hacen, esto limita nuestra capacidad para incrementar los salarios base.

“Por ejemplo: El mercado privado ha dejado básicamente de ofrecer beneficios definidos de pensiones — y sin embargo, los líderes sindicales en la Ciudad de Nueva York se han opuesto a cualquier gestión para dar a sus miembros au la opción de un plan de contribuciones definidas.

“Los empleados que trabajan para la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY, en inglés) tienen esa opción — e incidentalmente, tres cuartos de ellos eligen el plan de contribuciones definidas porque es más flexible y portátil. ¿Por qué no deberían los empleados de la Ciudad de Nueva York tener la misma opción?

“Es el tipo de preguntas que cada vez más alcaldes y gobernadores — en ambos partidos políticos — están formulando por todo el país, lo cual es la primera señal real de una grieta en el complejo sindical-electoral que ha impedido tradicionalmente las reformas. Y ellos están preguntando eso simplemente por necesidad.

“Desde 2010, 38 gobiernos locales se han declarado en bancarrota, en gran medida debido a costos de pensiones descontrolados. Y más están ahora considerando la idea. Pero aun si las ciudades con problemas escapan de la bancarrota, los fondos que deben ser derivados para cubrir las cuentas de pensiones crecientes son fondos que no pueden ser invertidos en el futuro, lo cual puede provocar una espiral en descenso que, como Nueva York averiguó en los años ‘70, es profundamente dolorosa y se necesitan décadas para recuperarse de ella.

“Como país, debemos confrontar esta crisis antes de que ocurra. Es una de las amenazas más grandes que enfrentan las ciudades — porque está obligando al gobierno a una camisa de fuerza fiscal que limita severamente su capacidad para proporcionar una red de seguridad social efectiva y para invertir en la próxima generación.

“Los costos de beneficios actuales no pueden ser sostenidos otra generación — no sin causar un verdadero daño a nuestros ciudadanos o nuestros hijos y nuestros nietos.

“Ahora, los líderes sindicales están comprensiblemente decididos a proteger a sus miembros. Ese es su trabajo, y entendemos eso. Ellos lo han hecho excepcionalmente bien. Pero es también el trabajo de los que están en el gobierno y el público en general el proteger a nuestros hijos, proteger la red de seguridad social y proteger a generaciones futuras.

“Eso es un principio fundamental de la política progresista, y no podemos costear el adherirnos a ese principio en cada asunto excepto en contratos laborales. Creo que no es un secreto que los funcionarios electos tienen una tendencia de tomar decisiones basadas en recompensas políticas a corto plazo, en vez de avances económicos a largo plazo.

“Y enfrentémoslo: El futuro que preocupa más a la mayoría de los funcionarios electos es el suyo propio. Ganar elecciones — o reelecciones — es la meta alrededor de la cual gira todo lo demás. Pero no podemos costear que nuestros funcionarios electos pongan sus propios futuros por delante del futuro de la siguiente generación, y continúen perpetuando un complejo sindical-electoral que está socavando nuestro futuro colectivo.

“Necesitamos que ellos miren al futuro y que aborden las necesidades del mañana en vez de ser prisioneros de los contratos laborales del pasado.

“Simplemente: nuestros sistemas de pensiones y cuidado de salud deben ser modernizados para poder ser sostenidos. Y entonces, en los próximos años, estaré con los alcaldes y otros que defienden a la próxima generación enfrentando este asunto.

“Hace tres años, en mi discurso del Estado de la Ciudad, dije: ‘Haré este compromiso: No firmaré un contrato con incrementos salariales a menos que se logren mediante reformas en los paquetes de beneficios que producen los ahorros que necesitamos para seguir haciendo inversiones en nuestro futuro y protegiendo servicios esenciales’.

“He mantenido mi compromiso. Y aunque los líderes sindicales rechazaron ese acuerdo, no pueden aguantar para siempre — y no pueden costear el esperar por otro alcalde. Serían por lo menos cuatro años.

“Si la Ciudad se mantiene firme en su posición en el futuro, los líderes sindicales vendrán a negociar. Ellos están ansiosos por un nuevo contrato, entiendo eso, y eso pone a la siguiente Administración en una posición de poder para negociar reformas históricas.

“Ahora, hay una idea de que estamos dejando a la próxima Administración con un agujero en el presupuesto porque nuestros sindicatos han rechazado firmar nuevos contratos. De hecho, la verdad es justamente lo contrario: Estamos dejando atrás dinero para pagar por el mismo tipo de contrato que el gobernador Cuomo firmó con sindicatos en 2011, y que nuestros sindicatos han rechazado firmar.

“Y también estamos dejando atrás algo más importante, y eso es capital político. La próxima Administración tendrá una oportunidad única en una generación de reformas exhaustivas de beneficios, lo cual es esencial para nuestro futuro a largo plazo.

“En 13 días, dejaré este cargo sabiendo que — ya sea que ustedes estuvieran en acuerdo o desacuerdo conmigo — siempre tomé decisiones en base a los méritos, y siempre puse las necesidades de las generaciones futuras por delante de las exigencias de los grupos de intereses especiales de hoy.

“Ese es un gran motivo por el que nuestra ciudad ha logrado tanto progreso durante los últimos 12 años. Y es el por qué hemos podido encabezar el renacimiento urbano que está ahora en camino por todo el mundo.

“Si vamos a seguir encabezándolo, debemos ser una ciudad que siga invirtiendo en el futuro y siga elimiando los obstáculos que se interponen en el camino de esas inversiones. Me siento optimista sobre nuestro futuro — porque la ciudad nunca ha sido más fuerte, y estamos dejando a la próxima administración una buena mano para la partida: un nivel bajo de delincuencia, un presupuesto equilibrado, escuelas infinitamente mejores, una enorme cantidad de viviendas asequibles. Esa es una red de seguridad que es la mejor en el país y acaso la mejor en el mundo.

“Espero que la próxima Administración tenga éxito — pienso vivir aquí por el resto de mi vida. Y creo realmente que los mejores días aún están por vernir para nuestra ciudad, pero eso requiere que todos — en el gobierno y la gente fuera del gobierno — entendamos las verdades básicas: no hay almuerzo gratis, no podemos seguir pagando más de lo que necesitamos, tenemos que realizar las grandes inversiones en infraestructura y en nuestra fuerza laboral que nos darán un futuro.

“Muchas gracias, y que Dios les bendiga. Felices fiestas”.

Marc La Vorgna

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